El sector financiero también se sube al barco de las nuevas tecnologías y, además, en España lo hace a lo grande. Las empresas fintech, aunque de reciente creación, muestran unas cifras de crecimiento espectaculares. A continuación, vamos a estudiar su situación actual, su prometedor futuro y vamos a ver por qué la firma electrónica es clave para su éxito.
Poco a poco la digitalización está llegando hasta incluso a las actividades más cotidianas. Hasta no hace demasiado, para realizar cualquier operación financiera teníamos que desplazarnos a la oficina de nuestro banco y esperar pacientemente nuestro turno para ser atendidos, empleando mucho de nuestro tiempo para cualquier gestión.
Actualmente, con las empresas fintech se han agilizado en gran medida todos estos procesos. Estas ofrecen servicios financieros basados en un conjunto de tecnologías de la información. Gracias a ellas ya podemos realizar una amplia variedad de operaciones cómodamente desde cualquier lugar que disponga de conexión a Internet, desde el sofá de casa hasta tu lugar de vacaciones.
Pero el sector fintech no solo abarca todo lo que atañe a la banca, sino que, por ejemplo, también toca aspectos del sector de los seguros. Por ejemplo, desarrollando comparadores que nos permiten escoger la póliza que más nos convenga.
Las empresas fintech hacen uso de tecnologías como el Big Data, Cloud Computing, Machine Learning o Inteligencia Artificial para dar forma a sus productos o servicios.
Podemos dividir las empresas fintech en dos grandes grupos, por una parte, tendríamos las que son 100% digitales y, por otra, los servicios digitales prestados por bancos tradicionales.
En función de la actividad que desempeñan, a grandes rasgos podemos clasificar los diferentes tipos de fintech en los siguientes grupos:
- Crowdfunding: consiste en la búsqueda de financiación para proyectos, según el tipo se puede buscar una recompensa a la hora de hacer una donación o no.
- Lending: para préstamos a empresas o particulares, algunos alternativos a los procedimientos tradicionales.
- Servicios financieros para particulares y empresas: como aplicaciones para el pago a través del smartphone, comparadores de productos de banca o seguros o gestorías.
- Herramientas de inversión: para asesoramiento o trading, entre otras.
- Orientados a servicios relacionados con criptomonedas.
La comodidad y la disponibilidad geográfica y horaria de estos servicios son algunos de los principales motivos que les han llevado a las tasas de crecimiento que están demostrando, marcando una clara tendencia de futuro.
Situación actual de las empresas fintech en España
Para tener una visión de en qué punto se encuentran las empresas fintech en España, podemos recurrir al informe Innovación al Servicio del Cliente, elaborado por el Observatorio de la Digitalización Financiera. Según este, en España ya existen unas 300 empresas fintech.
Según este estudio, la mayor parte de ellas se dedica préstamos (28%), pagos (19%) e inversiones (16%). El resto queda repartido entre empresas de infraestructura financiera, divisas, gestoría y productos financieros, entre otras.
En cuanto a sus clientes objetivos, el 52% de las empresas tienen sus actividades destinadas a otras empresas (Business to Business o B2B) y el 34% al usuario final (Business to Client o B2C). De aquí hemos de destacar que un 75% de las mismas consideran que la banca tradicional puede ser un potente aliado para sus fines.
Además, en este informe se muestran datos que confirman que estamos hablando de empresas jóvenes. De hecho, la gran mayoría nacieron a partir de 2010.
Como hemos comentado, pese a su juventud, el sector fintech se encuentra creciendo a pasos agigantados. Atendiendo a datos del Observatorio Sectorial DBK de INFORMA, el negocio de las empresas fintech creció más de un 61.3% a lo largo de 2018, con unos 430.5 millones de euros en el total de las operaciones realizadas.
En cuanto al uso que hacen los consumidores de los servicios fintech, España se encuentra en una posición de privilegio, ya que el 37% de los usuarios de servicios de banca y seguros disfrutan de los beneficios de este tipo de herramientas. Por encima se encuentran:
- China (69 %).
- India (52 %).
- Reino Unido (42 %).
- Brasil (40 %).
Este nuevo panorama ha supuesto la necesidad de establecer una regulación que se ajuste al mismo. De hecho, desde 2018 los bancos que operan en la Unión Europea deben proporcionar la información de sus clientes a aquellas empresas fintech que acrediten los oportunos permisos de entidades oficiales reguladoras.
Tendencias en las empresas fintech
Un sector tan prometedor como este hace que se abran muchas e interesantes perspectivas de futuro respecto al mismo. Por ello merece mucho la pena analizar cuál será el camino a seguir por estas empresas en un futuro a corto plazo, pasemos a estudiar algunas de ellas.
Los neobancos o neobanks son aquellos bancos con características 100% digitales, no cuentan con oficinas físicas, suelen ofrecer servicios a menor precio y gozan de tanta seguridad como los bancos tradicionales. Como diferencia de estos últimos, los neobancos no negocian con los fondos de los que disponen.
Las wealthtech podemos definirlas como herramientas digitales que sirven para ayudar a sus usuarios a invertir su dinero y patrimonio de una manera inteligente, de forma que este tipo de operaciones sean más accesibles a todos, y no solo a las grandes fortunas.
Pocos sectores se encuentran tan sometidos a leyes y regulaciones como el bancario, de ahí que el desarrollo de aplicaciones regtech, que se encargan de que los bancos cumplan con las leyes establecidas, sea una de las principales tendencias fintech.
Muy pronto se hablará cada vez más de las soluciones proptech, que aplican la tecnología a todo aquello referente al sector inmobiliario.
Mención especial merece en este apartado el conocido blockchain, cuya participación en las acciones fintech está creciendo de manera vertiginosa, puesto que se encarga de la validación y registro de las operaciones, por lo que va ambos van de la mano en su desarrollo.
Función de la firma electrónica en fintech
A la hora de hacer una operación relacionada con nuestras finanzas somos, lógicamente, especialmente cuidadosos en lo que se refiere a temas relacionados con la privacidad y la seguridad, especialmente si la ejecutamos vía online. La adaptación cultural a este tipo de servicios junto con el incremento de ataques informáticos nos llevan a tomar todas las precauciones que sean necesarias.
En esta coyuntura entra en acción la firma electrónica como garante de la prestación de un servicio de calidad y seguro. Tanto para el proveedor de este servicio como para sus usuarios es fundamental que el proceso de identificación de los participantes en la transacción sea 100% confiable.
Como hemos comentado anteriormente, una de las ventajas competitivas de las que goza el sector fintech es la de agilizar procesos que hasta entonces eran tediosos desde el punto de vista geográfico y temporal, finalizando en pocas horas un proceso que hasta entonces podría tardar días.
La firma electrónica se constituye como una solución que va como anillo al dedo para complementar esta agilidad de manera segura, evitando robos y/o suplantaciones de identidad, con el perjuicio evidente para los clientes.
Desde el lado de la legalidad, el Reglamento Europeo número 910/2014 o eIDAS, trata sobre la identificación electrónica y los servicios de confianza para las transacciones electrónicas dentro de los países de la Unión. Este regula el reconocimiento de la firma electrónica y su homologación en territorio europeo.
Poco a poco, hasta los más reacios al uso de nuevas tecnologías van adaptando sus vidas a estas, apreciando las ventajas y comodidades que traen. Entidades financieras, entre las que destacan por su popularidad los bancos, lo saben y cada vez ofrecen más servicios electrónicos, desde portales web para la gestión de bienes, hasta aplicaciones móviles.
Toda esta evolución hace que surjan necesidades, sobre todo para garantizar la seguridad de estos movimientos, más sensibles a ataques de seguridad. Estas necesidades son cubiertas mediante herramientas, como la firma electrónica, combinadas con una legislación que contemple todas las vertientes de esta nueva realidad.